POCA ASISTENCIA
Durante una ceremonia en la capital, Brasilia, Lula apareció junto a Rosa Weber, presidenta del Supremo Tribunal Federal, y el líder del Senado, Rodrigo Pacheco. Las multitudes en Brasilia, Sao Paulo y Río de Janeiro fueron menores que en los últimos años bajo la administración de Bolsonaro, cuando miles de personas se presentaban vestidas de amarillo y verde, los colores de la bandera brasileña.
En su página de inicio el jueves, el periódico O Globo dijo que los acontecimientos de este año marcaron “un regreso a la normalidad”.
En un discurso grabado y transmitido el miércoles, Lula convocó a brasileños de diferentes religiones, equipos de fútbol y tendencias políticas a celebrar juntos el 201er aniversario de la Independencia de Brasil. “Mañana no habrá odio ni miedo, sino unión”, afirmó el presidente izquierdista.
“El gobierno anterior intentó apropiarse de estas celebraciones, de las fuerzas armadas, para fines personales”, dijo Carolina Botelho, politóloga del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Sao Paulo. “El mensaje no es sólo unificar, sino rescatar un Estado institución para la sociedad”.
Durante sus cuatro años en el cargo (2019-2022) Bolsonaro, excapitán del ejército, colmó su administración de oficiales militares y buscó repetidamente su apoyo, incluso para sembrar dudas sobre la confiabilidad del sistema de votación electrónica del país.



