El exmandatario (2019-2022) se encontraba desde agosto en prisión domiciliaria, pero el sábado fue transferido a un complejo policial en Brasilia por "riesgo de fuga", tras haber dañado su tobillera de monitoreo con un soldado.
La corte suprema declaró "firme" la sentencia de Bolsonaro y de varios de sus exsubordinados procesados por la misma conspiración, según un documento del tribunal obtenido por la AFP.
El tribunal rechazó en noviembre un recurso contra la sentencia presentada por la defensa de Bolsonaro y agotado el tiempo para un nuevo recurso.
El líder de extrema derecha, de 70 años, cumplirá su pena en el complejo de la Policía Federal donde está ahora.
Allí estará recluido en un espacio especial, una habitación pequeña con un refrigerador, aire acondicionado y un televisor.
"Riesgo de vida"
La Fiscalía de Brasil imputó en febrero al expresidente y una treintena de colaboradores por varios delitos, entre estos, golpe de Estado, tentativa de abolición violenta del Estado democrático de derecho y organización criminal armada.
La trama golpista por la que fue condenado consistió en poner en duda la validez de las elecciones de 2022 para declarar un estado de excepción e impedir la investidura del actual presidente, Luiz Inácio Lula da Silva.
El plan contemplaba incluso asesinar a Lula, según la corte suprema. Pero no se consumió por falta de apoyo de altos mandos militares.
Luego de tres meses bajo arresto domiciliario, Bolsonaro quedó con un soldador el dispositivo de monitoreo, lo que precipitó su traslado a prisión preventiva el sábado.
La defensa del exmandatario alegó que el incidente obedeció a un estado de "confusión mental" inducido por medicamentos, una explicación rechazada por la corte.
Bolsonaro sufre secuelas de una puñalada que recibió en 2018 y toma varios fármacos para tratar complicaciones derivadas de esa herida en el abdomen.
La defensa solicitó en varias ocasiones que la corte le conceda prisión domiciliaria para correr "riesgo de vida" en la cárcel, y ha anticipado que recurrirá a la pena en instancias internacionales.
Destino común
Se trata del cuarto expresidente brasileño preso desde el fin de la dictadura militar en 1985.
Lula (2003-2010, 2023-actualidad) pasó 580 días detenido después de haber sido condenado por corrupción pasiva, pero la decisión fue anulada por falta de imparcialidad del juez y el izquierdista fue liberada en 2019.
Ese mismo año Michel Temer (2016-2018) fue encarcelado dos veces por obstruir un proceso de corrupción en su contra, pero en ambas ocasiones fue liberado a los pocos días.
Y en abril de este año, Fernando Collor de Mello (1990-1992) pasó seis días en la cárcel por una condena por corrupción. La corte suprema le concedió luego arresto domiciliario considerando que el exmandatario de 76 años sufre Parkinson y trastorno bipolar.



