A la entrada del Congreso, una placa le recuerda a los parlamentarios que la Virgen de Luján es la patrona de los partidos políticos argentinos. En el país del papa Francisco, a punto de votar la legalización del aborto, la Iglesia ejerce toda su fuerza.
Con una media sanción recibida por la Cámara de Diputados el 11 de diciembre, el Senado debe votar este martes una ley para la interrupción voluntaria del embarazo hasta la semana 14 de gestación. Los bandos a favor y en contra se muestran parejos. Hace dos años, una iniciativa similar fracasó por la oposición mayoritaria de los senadores, en medio de una intensa campaña de las Iglesias católica y evangélica.
En estos últimos días, ambas congregaciones han redoblado su apuesta provida con varias concentraciones y marchas en todo el país.
Apoyo mutuo
La Constitución argentina garantiza la libertad de culto. Una reforma de 1994 eliminó el requisito de pertenecer al catolicismo para ejercer como presidente de la República. Sin embargo, mantuvo en su preámbulo la invocación a Dios, así como el artículo segundo, que asegura el sostenimiento por parte del gobierno a la religión católica.
La Iglesia católica en Argentina tiene una gran capilaridad. Hay una cultura católica muy fuerte en el mundo político", señala a la AFP el sociólogo Fortunato Mallimaci, autor de "El mito de la Argentina laica. Catolicismo, política y Estado".
"Los grupos religiosos van en busca del apoyo del Estado y el Estado, cuando se siente débil, busca apoyo en los grupos religiosos. El peso de la Iglesia católica hoy en día es más político que religioso", enfatiza Mallimaci.
La disposición constitucional se traduce en la práctica en que el Estado argentino paga un sueldo a los obispos y subvenciona a la educación católica, que abarca 36% de la enseñanza en el país, según este especialista.
Mallimaci destaca, sin embargo, que desde el regreso de la democracia en 1983, el catolicismo ha perdido influencia, mientras "el mundo evangélico crece mucho".
Según una encuesta de 2019 sobre creencias religiosas realizada por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), 62,9% de los argentinos se declara católico, 18,9% sin religión y 15,3% evangélico.
En este último periodo democrático, se aprobó el divorcio (1987). Luego vino una ley de educación sexual integral (2006), una para el matrimonio igualitario (2010), y una de identidad de género (2012).
La Iglesia y el aborto
En Argentina se permite el aborto en caso de violación o de riesgo de vida para la mujer desde 1921, cuando gobernaba el presidente radical (socialdemócrata) Hipólito Yrigoyen. Si se aprueba el actual proyecto de ley, la interrupción del embarazo será libre hasta la semana 14 de gestación.




